martes, 14 de septiembre de 2010

Septiembre de 2010



En un día dulce de Septiembre él le dijo suavemente, en un susurro del alma: "déjame ir", ella con sus ojos vendados y empapados sintió su aroma delirante por última vez, lo sintió hasta en el último rincón del pensamiento de sus dedos y en un sollozo del momento se supo cuanto se quisieron...

Él quiso escapar porque tenia miedo de poderse enamorar, en un recuerdo de su lamento mientras caminaba por el charco incorrecto, ese que ya no compartía con ella supo que esa mujer era su vida, su emoción, su felicidad y su niebla, conoció entonces que las tardes no eran tan divertidas como parecían y que por miedo la supo abandonar sin pensar, ahora la quiere tanto como al aroma del café que le recuerda que esos ojos lo piensan, lo anhelan y lo sientan en un suspiro enfrascado, en una sonrisa perversa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario