jueves, 23 de septiembre de 2010

En cápsulas lunáticas de olvido yo...



Disfrutando una buena balada en español, me río de las casualidades que pasan por decisiones del destino, entre gelatina verde, agua cristalina y recuerdos pálidos ya en el olvido sincero de mi vida lloro sin cesar como una niña que ha perdido el regalo mas grande que le ha dado papá, me siento al borde de ese balcón blanco, intentando narrarle a la luna esta madrugada los sucesos inesperados, lo que pasa, lo que me hace pensar en aquello que llega, y en todo aquello que pienso sobre porque se va.

Inevitablemente arranco el pelo de mi cabeza como si no quedara más, cuando aún queda todo en mi mundo... la saludo en un abrir y cerrar de ojos, ella se pone gafas para leer mis quejas, amontona mis papeletas, y con una extraña risita me dice: -Empieza. 

La abrazo como al escurridizo viento que se posa en mi tejado, entre sollozo y manoteo le cuento que él ya no espera mi regreso, que yo tampoco lo quiero y que entonces una vez más no la veremos. Ella frota sus manos con la incertidumbre que jamás había visto en alguien y me dice: -Para todos hay lunas, para todos hay soles, el que con hierro mata, con hierro muere... y entonces me abraza como a la niebla, haciéndome hermosa y valiente a los problemas.

Me despido colgándole un papelito de agradecimiento en sus pestañas y ella cierra sus ojos avisándome que en esta noche ya olvidaré lo que me amarga... en un inesperado silencio donde mi saliva corre como si tu cuerpo la persiguiera, solo deseo que el hierro de tu venganza no sea lo suficientemente mortal, nada seria peor que verte arrastrado tras tus ganas, tras tus sueños, tras tus recuerdos... así entre deseos y sonrisas enfrascadas, entre el Romeo que mata a su Julieta menos amada empieza otro día, y vuelves a ser la imagen borrosa que no me deja levantarme del todo.

¡Cuidado! ¡mucho cuidado en como te acercas!, esta noche yo ya no lloro señor empapado, yo ya no reniego por ti, ¿a que regresas?, yo esta noche solo espero a la luna entre baladas, para comérmela en argumentos, en sueños y en secretos de las dos, esta noche ya no te pienso aunque te confieso que lo intento, esta noche junto a tu cara se me va olvidando este sueño de ser tuya para siempre, de estar fuera de otros ojos que no sean esos que un día me dijeron lo mucho que me amaban con una sonrisa a flor de boca picarona, con un sollozo del alma, con una lágrima tan traviesa y tan sincera que perdiendo la cuenta me hizo creer que aun morías por mis sueños de papel, por mis paisajes de cera.

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