miércoles, 31 de diciembre de 2014

Este año aprendí

Este año aprendí que por más dolor que haya en el mundo, siempre hay corazones dispuestos. Que los amigos están aunque con el tiempo se difuminen entre tanta gente. Que la vida deja mucha muerte, pero que la muerte deja recuerdos y dolor con los que aprender a vivir no es imposible. Que no importa si el dolar sube o se firma el proceso de paz, porque despertar con una persona se convierte en el momento más importante del día.

Que la movilidad es una mierda, una mierda que me da tiempo para reorganizar mi vida mientras voy en el bus, que los mensajes de texto todavía me mueven el corazón y que todavía lloro cuando me da rabia, pero que se me pasa rápido. Este año aprendí que me gusta más la comida que los abdominales, y que alguien siempre te va a querer aunque no seas talla 6.

Que trabajar es esclavizante, que los sueldos son una mentira pero que los amigos que haces en una oficina a veces alivianan una vida que no es vida. Aprendí que todos los años se puede ser mejor, pero que si no se te da la gana de cambiar, no pasa nada.

Aprendí que amo a mis papás, que extraño a mis hermanos y que los abuelos unen familias. Que crecer a veces es dejar ir, que dejar ir es paz y que la paz no se compra, que la estupidez muta, que los sin sabores terminan teniendo sentido, que cagarla también es una virtud y que en 2015 será inevitable no hacerlo.

Ahora sé que resignarme no es una opción, que hay amores que te devuelven el aliento y días en los que quisieras estar muerto, pero aprendí también que vienen 365 días en los que voy a renegar, en los que voy a agradecer, en los que amaré ser yo... aprendí que soy tan predecible que seguramente diré lo mismo el próximo 31.

Un abrazo a todos, vivan, como quieran, con quién quieran, hagan lo que se les de la gana, que la vida es muy corta para andar preguntando tantas vainas que al final no van a responderse jamás, un abrazo y que la vida les sonría. 

jueves, 13 de noviembre de 2014

El amor te hace mar y también barquito que navega


Poquitas cosas como eso que se siente cuando él/la que quieres se te acerca a la cara, te susurra al oído y se despide con ese beso que no es beso pero que tampoco sabes como se llama... y entonces un mar de cosquillitas suben y bajan la marea del corazón, y como que se te duermen los pies y como que la vida se hace más livianita mientras estás ahí, y entonces te das cuenta que en el mundo no hace falta nada aunque no lo tengas todo, porque nadie te puede quitar lo que se cultiva en el alma, lo que recoges en su boca, y entonces el día ya no es gris, está un poquito nublado; y las cosas no fueron malas, solo no fueron tan buenas, y ves el mundo a través de los ojos de alguien más, lo sientes a través de sus manos suavecitas, y entonces las cenizas se juntan y vuelves a la vida, con lo poquito que te queda, con lo que puedes dar, con los restos que ahora te completan. Al final el amor te hace mar y al mismo tiempo el barquito que navega. 

lunes, 20 de octubre de 2014

Tú vs. tú



Entonces despiertas un día y le das gracias a la vida por haberla embarrado tanto, porque al final estás ahí, sin penas, sin dolor, sin apegos, sin cómplices, sin amor de otro pero con amor por ti, y entonces eres tu propio cómplice, tu dolor de cabeza, tu reproche, tu soledad, eres tú, contigo, luchando por aceptarte un día más.

Y entonces los miedos desaparecen y la vida parece más liviana aunque te hagan creer que es más pesada si no tienes a quién contagiarle tu inconformidad con este mundo de mierda, pero recuerdas que lo único por lo que buscabas verlo por ahí, en cualquier lugar de esta ciudad, era para olvidarte de ti y ahora la única salida es encontrarte contigo, tomando un café, leyendo un libro que no te dice nada pero que te acompaña… y entonces pides el latte tibio de siempre y miras al horizonte esperando que algo pase, pero nada sucede, y te das cuenta que el mundo es así, solo o con alguien más, y que a veces en sus ojos no buscabas el futuro sino un presente menos puto, y que cogerle la mano no te daba seguridad, sino la satisfacción de no hundirte solo y te alegras de estar solo, porque al final él volverá a sonreír y tu seguirás recordándolo así…

viernes, 17 de octubre de 2014

Todavía no sabemos que fuimos



Nos acostumbraron a ponerle nombre a todo para hacerlo más “serio”, para apropiarnos de la vida de alguien más; a ser amigos, novios, esposos, pero nunca a no ser “nada”, a ser “algo”, a vivir y ya.

Verraca crisis la que le entra a un par cuando no definen que son, aunque sean todo… verraca incertidumbre la que te empieza a hacer temblar cuando no sabes si está, aunque te esté abrazando la vida.

No somos nada y ahí estamos, hablando desde que empieza el día hasta que se esconde la última luz del cuarto, entregándonos los fines de semana, poniéndonos nerviosos con cada conversación, y es que esa es la magia del “amor”, disfrutarlo todo aunque mañana digamos que no vale la pena y sin embargo estemos recordándolo con un trago y cantando a grito herido esa canción que bailamos juntos la primera vez que salimos (y no vengan a negar que se acuerdan de esas cosas).

Aprendí a quererlo así, lejos, de a poquitos, sin entregarlo todo porque qué miedo, con sus ires y venires, con sus “hasta maañana mcon sus "asta mañana rlo nque maest, aunque sean todo...ñana mi amor” o con sus silencios eternos. Nunca me acostumbré a pensarlo con alguien más -aunque la tuviera-, a besarle la boca con mesura, a no recostarme en su pecho solo para no olvidar ese perfume jamás.

Nunca supe con quién más discutir la situación del país, reírnos de los “enamorados de la vida” y alegar de la falta de dinero que al final no importaba si nos teníamos. Nunca supe donde refugiarme de tanto dolor, donde depositar tanta alegría, donde ser, sin necesidad de parecer. Hoy no sé nada y tampoco lo necesito; ni a él, ni a la certeza de que alguna vez esto fue. Creo que ya se acabó, pero por si acaso, gracias por enseñarme a ser nada, por estar, por irte, por no ponerle nombre a esto así nunca dejaremos de serlo.

Confúndeme...


Me gustan las personas que me confunden, sobre todo los hombres, esos que envían íconos por chat para no hablar, pero que dicen más de lo que deberían... esos que te ponen a tambalear el presente y a predecir futuros que puede que no existan. 

Me gusta la gente capaz de darle la vuelta al mundo, al mío, por un segundito, esos que tienen la capacidad de retorcerme las ganas de decir "no", de hacerme sudar las manos, de coger el celular disimulando que estoy viendo la hora. Me gusta sorprenderme con gente que nunca va a ser mía, porque así es que se ven mejor, libres, solos, desacomodándole la vida a muchas, aunque yo esté entre esas tantas.

Me gustan así, porque no le ponen problema a nada, porque te quieren suya pero te comparten, con la vida, con tus sueños, con tus libertades y con otros también, con sus miedos de quedarse a tu lado y entonces se van, pero ya han hecho todo lo que tenían que hacer: devolverte la vida por un instante.


"En la vida lo único que se consigue llorando es lástima..."

martes, 2 de septiembre de 2014

Me gusta que me quieras

Me gusta que me quieras así, a veces y siempre, gorda para el hombre promedio, demasiado libre para todos esos que ya me dejaron ir, me gusta que me quieras así, sin problema, sin tanta bobada, con citas para tomar café o para tener sexo hasta que se acabe Septiembre.

Me gusta que me quieras sin exigirme que cambie, dormilona, crespa, en pijama y en tacones, ocupada y llamándote todo el día sin nada que hacer, me gusta que me quieras y que me niegues cuando me quieres esconder, me gusta que me quieras insegura y segura cuando me gustas más que antes, confundida, con mi política de condiciones que nunca te pongo porque para qué, me gusta que me quieras y que me odies y que me olvides y que vuelvas a mí, me gusta que me quieras así porque al final no sé como más alguien podría quererme...

miércoles, 20 de agosto de 2014

Y mientras le hacía todo lo que me imaginaba cuando dormía, le dije "perder la vergüenza es una delicia".

Veneno es lo que somos

Me estoy envenenando con alguien, y ya tengo las manos dormidas... tengo miedo y no volveré a verlo si me sigue matando de esta forma. No tiene sentido alguno que nos encontremos cada noche para tener excusas, a renegar del otro, a querernos a medias, a ponernos condiciones, a volver a empezar.

No quiero perdones posesivos, ni Bogotá escapando entre los semáforos, no quiero mensajes de texto en el bus, ni paranoía en mi cuarto. Voy a dejarlo, quizá la próxima vez, o quizá la siguiente a esta que deje de decirme mentiras. Me está envenenando pero yo tampoco tengo muchas ganas de seguir aquí.

Planeo terminar con esto, no sé cuando, ni se cómo, pero voy a envenenar a ese cabrón, así como lo hizo conmigo...

martes, 25 de marzo de 2014

"Liberadas desarregladas" vs. "eternas esclavas"

 


Cada mañana despierto pensando que peinado voy a hacerme, si voy a usar este u otro collar, si el clima amaneció para usar ese vestido que me muero por ver en mi cuerpo o ese pantalón que me hace sentir tan cómoda y única.

Cada mañana en el otro extremo del mundo hay alguien que se pone lo primero que encuentra y sale con el pelo húmedo porque le gusta como a mí, sentirse así, como ella quiere vivir.

El cliché de mujer libre y desarreglada vale, pero también hay mujeres libres como yo, que amamos sonreír al vernos, porque nos gusta lo que vemos. He hecho cada cosa que me he propuesto hacer, he trabajado en lo que he querido, he estado con los hombres que he querido estar, he coqueteado arreglada y desarreglada después de horas de fiesta y soy libre a mi manera.

Nadie ha podido callarme, ni cambiar mis valores, ni cuestionar mis obras con cada persona que lo ha necesitado, intento vivir y dejar vivir... hasta a los Uribistas.

Ser lo que soy no me hace menos que una "liberada desarreglada", mis pequeños placeres no son montar en bicicleta y recostarme en el pasto, son ver que tengo tantas facetas como quiero y que logro cada cosa que me propongo: bajar de kilos, no comerme esa dona porque tengo tanta voluntad como me da la gana, vencer el dolor de los tacones, disfrutar la comodidad de los tennis, sufrir el dilema de ancho o ajustado, largo o corto, color o sobrio. Todo, sobre estos 65 kilos y esta talla 12 que he aprendido a llevar con dignidad en la proporción justa y el estampado correcto. 

Amo trabajar para vestirme bien, comer, comprar, viajar a ver a mis papás, no tener que pedirles nada, estudiar las cosas que me gustan, que me pregunten donde compré esto y lo otro, vivir para emocionarme cuando mi papá ve a su niña vestida como siempre la soñó. Todo es cuestión de perspectiva, y solo yo decido si es una inversión o un gasto. Eso me da libertad y la disfruto como nada.

Me gustan mis gordos, mis caderas anchas, mis senos chiquitos, mis brazos de tía, mi pelo ondulado los fines de semana, disfruto ponerme un pantalón cuando no me quiero depilar (supongo que en esto no somos tan diferentes con las "liberadas"), me gusta escuchar de la boca de mi novio lo linda que me veo recién levantada y con el pelo sució, pero también me gusta escuchar lo linda que me veo cuando me arreglo.

Vivir como cada quien quiere vivir está perfecto, no hay necesidad de que esté "bien" o "mal". Cada extremo es perjudicial, cada día que pasas diciéndole a alguien como vivir a tu manera te hace un dictador cotidiano, no soy mejor que la que decide tener hijos por no querer tenerlos, ni merezco algo más por tinturar mi pelo sin falta cada 20 días. 

Uno no vive para que alguien lo quiera, pero cuando quiere, descubre otra forma de experimentar esta existencia, y la misma situación se repite con cada cosa, con los gustos, los gastos y los "lujos"... uno no vive en función de algo o alguien más, a veces hay cosas que uno disfruta con uno y para uno y ¿cuál es el problema?

Comprar en almacenes de marca, y en las tiendas de segunda de Marly no me ha impedido dejar de pensar, ejercer mi profesión, investigar, tener posiciones claras frente a las cosas. Amar la plancha, los labiales y los blogs de moda no me ha detenido para ser ambiciosa con mi vida, para ser una luchadora de la vida con la que sueño (y ya tengo), ni para rodearme de otras vidas que hacen que cada día valga la pena.

Por eso sin importar que sean, amo a mis amigas desarregladas, a mis amigos radicales, veganos, straight edge, pro-vida, pro-aborto, modelos, cristianos, músicos, artistas, ejecutivos, diseñadores, pero sobre todo quiero y respeto profundamente a mi hermana que disfruta sus crespos y su "bollito" en el pelo, sus mochilas y la ropa sin planchar, esa misma con la que también disfrutamos hacernos ondas, pintarnos los ojos y vernos lindas porque sí... amo la vida y su diversidad (aunque algunos estilos me perturben), sin embargo las "liberadas desarregladas" deberían dejar de ser tan extremistas, porque están mas presas de sus prejuicios que nosotras las "eternas esclavas".

lunes, 10 de marzo de 2014

Miedos de ayer y mañana...




El miedo me da miedo, y no es para menos pues estoy hecha de ellos; el que le tengo a las mentiras, a los bichos, al sobrepeso, a la muerte de mis papás, al cáncer, a las drogas, a despertarme y no acordarme de quién soy, el que le tengo a los aeropuertos, a los lugares que no conozco, a los ascensores cuando se traban, a no hacer nada importante con mi vida, a que un día llegue y seas feliz con alguien más...

Le tengo miedo a la vida y es un miedo que no se va.

Me llené de todos los que mucha gente no tiene. Y no me molesta, y no me alegra y no me satisface, solo vivo con eso, y ya.

Últimamente me llené de miedo a tenerte y a que me dejes. Estas semanas que hemos estado lejos me he esmerado por hacer todo sola por si algún día te me vas. Tú me dices que no va a pasar pero es una probabilidad, y paradójicamente la probabilidad es lo único seguro en esta vida.

Ya no quiero que tajes rectico el pan, ni que me hagas chocolate con masmelos, ni que me apagues la luz cuando me vaya a acostar... al final voy a tener que aprender a tener pulso, voy a terminar tomando yogurth y me va a tocar comprar una linterna porque le vas a hacer mucha falta a esta oscuridad si no vuelves a esta cama.

Avísame si te vas para comprar una lámpara, pan tajado y un tiquete para enfrentar el miedo que me hace temblar: una vida en tu ausencia.