lunes, 30 de abril de 2012

Excusas



Una excusa es una motivación, solo que los seres humanos somos tan duales y tan complicados, que todo tenemos que dividirlo entre lo bueno y lo malo. Pero dime tú si acaso cuando te quieres quedar no buscas una motivación, y así mismo una excusa para hacerlo... 

Es raro, como todo lo que tiene que ver con cosas de dos, o más -nunca nada es más complicado que las cosas de uno, pero esa es otra historia- y sin embargo le siguen buscando justificación a los impulsos. Al querer verte una vez más, al querer pasar noches enteras midiendo tu resistencia con la boca y las caderas. Al querer ser parte de vos, al estar pensando en un nombre para cuando me tenga que reprochar la situación. Todos estamos locos.

Mi excusa es que no había visto unos ojos tan redondos, aunque haya otros. Y que me fijo en tu boca más que en tu ropa. Mi excusa es que te me estás filtrando por la piel, y que deseo quedarme.

Mi excusa es que quiero estar contigo y que quiero que quieras estar conmigo. Mi excusa es que no eres un problema y mucho menos una dependencia. Mi excusa es que no sé cuando te empecé a querer y por eso eres incomprensible.

Mi excusa es que se me están acabando las excusas, que no tenemos tiempo para compartir y que por lo mismo aprovecho cada cosa de ti. Mi excusa es que tus labios tienen forma de corazón, y que tienes el cuello largo que siempre me ha gustado.

Mi excusa es que lees libros de tesoros y que adoras el campo. Mi excusa es que sabes tocar guitarra, que tienes las manos largas y que esperas la noche de forma calmada. Mi excusa es que no disfrutas llamar a alguien "amor". Mi excusa es que no te sientes lejos.

Mi excusa es que confías, que hablas con propiedad, pero de mi no te apropias. Mi excusa es que eres libre y que ríes con intensidad. Mi excusa es que sabes besar, y que me estás consumiendo, pero no me acabas. 

Mi excusa es que validas el tiempo, y que no revelas donde perdiste el miedo. Mi excusa es que para cada encuentro compro nervios, que ya no sé donde esconderme y que tampoco me quiero esconder.

Mi excusa es que eres palabra y que te dejas transformar en versos y en hogar. Mi excusa es que te pareces a la felicidad que experimenté alguna vez. Mi excusa es que sabes hacerme el amor sin tocarme.

Mi excusa es que tengo excusas para todo lo que quiero hacer, y que nunca vas a saber lo que quiero hacer con vos. Mi excusa es que guardo secretos y que quiero contártelos, pero despacio. Mi excusa es que sin ti ya nada sería igual. Mi excusa es mi excusa y a ti no te importa.

Mi excusa es que ya no puedo alterar el orden del destino. Mi excusa es que no me quiero ir en contra de Dios. Mi excusa es que como tú no quiero encontrar otro.

Mi excusa es que me canso y a lo mejor, no quiero tener una excusa para que estemos sin esto.

...La excusa más importante, es que te adoro, es que te quiero.

miércoles, 25 de abril de 2012

La mitad de las cosas





Había una vez una niña que se sentaba todos los días en la misma esquina...

A las 4 de la tarde siempre pasaba la misma anciana con cara de brava, diferentes niños que nunca le querían hablar y una señora que siempre le sonreía como si la conociera. 

De repente un día se sentó en otra esquina...

Conoció una nueva anciana, esta si sonreía, niños que hablaban y una señora que ya nunca más sonrío. Ahí se dio cuenta que los niños hablaban a media voz, que la señora fingía felicidad y que la anciana tenía un problema de expresión. 

En ese momento entendió que la otra mitad de las cosas, no siempre refleja lo mismo.

viernes, 6 de abril de 2012


Llega un momento en el que no quieres corresponder,
pero ya le correspondes a alguien...

Otro segundo




Te sientas en ese sofá, siendo una dicotomía con pelo, ojos, boca y sonrisa. Sobre la sala no hay algo más que las gotas en contacto con un vaso que no tocarás porque has llegado decidida a pronunciar tus últimas palabras... 

Último, debería ser el sinónimo de 'inicio' o algo así, porque cada que alguien se va, vuelve como si alguien le hubiera dicho "vete para que vuelvas". La gente debería leer un diccionario, y saber para que se usan las palabras y para que no hay palabras, y así la humanidad se ahorraría tanta contradicción, tanta ilusión de helio y tanto disgusto. Por ejemplo, tanta visita formal, para decirme en una rabieta más que no me quieres volver a ver, que de mi no quieres nada, para irte a llorar a tu casa, para que después me llames mientras aún tienes shampoo en la cabeza y vuelvas a pronunciar "de ti lo quiero todo" y me cuelgues y le pongas agua de tu cabeza a la tinta fresca y todo vuelva a empezar, y como todo este párrafo no tenga comas sino que toda la historia sea una constante llena de variación, que al final termina en besos.

Es grave, y a ti te parece normal, eso es lo más grave de este asunto que me abruma como la niebla del parque central cuando el termómetro marca 6, y yo salgo a beber té.

Si tu problema fuera un amor, entonces conseguirías otro. Saldrías a un parque, con los 3 libros que crees que tienen la capacidad de pasear, y de la nada le preguntarías a alguien si tiene candela o si te puede prestar algo con que hacer un separador -ya que las hojas de los árboles manchan la impresión- y tendrías el pretexto perfecto para entablar una conversación, pero no, ese no es tu problema y todos lo sabemos. 

Si tu problema fuera la inconformidad, visitarías más lugares, harías parte de algo donde a lo mejor te pudieras hallar, tendrías amigos, decidirías confiar en la gente y así tendrías convenciones sanas que te ayudarían a sentirte plena y te ayudaran a llevar una vida en paz, pero no, ese tampoco ese es tu problema y eso pocos lo sabemos, porque de ti misma no sabes ni vos.

Si tu problema fuera el dolor, basarías tu mundo entre paliativos o soluciones de raíz, pero estarías sedienta de plenitud, de aire fresco, de sensación, le encontrarías médicos a la vida que te toco vivir, saborearías la poesía, la música, la caligrafía, la pintura, la oratoria, algo para que esto se hiciera menos puto, serias alcohólica, adicta a algo que te diera instantes de felicidad, pero no, ese tampoco ese es tu problema y eso lo se yo, que intenté ser paliativo, solución, agua, aire, sensación, medico, vida, poesía, música y todo lo que nombré por nosotros.

Si tu problema fuera ser, serías, harías el esfuerzo, habitarías una lucha, sellarías una guerra o te ahogarías en un valle de excusas y promesas, te vestirías y te arreglarías para ir a pretender con los demás, o no harías nada de eso para que los demás te dieran una mirada y fueras el miedo andante, una especie de demonio que nunca aprendió lo convencional y serías, pero ese no es tu problema y eso lo sabes vos, que todos los días estas encerrada llorándole a un mundo que no te escucha porque eres muda desde la boca, hasta el cuerpo, hasta la mente, hasta el corazón y tus lágrimas analfabetas a nadie le cuentan historias en verano, y mucho menos en invierno cuando hace mas frío que en tus ojos.

Si tu problema fuera yo, dejarías de tomarme fotos y dejarías de coleccionar los momentos tediosos, dejarías de pensar que la vida es una cámara acompañada de la posición fetal y dejarías de tener como excusa mis visitas para recordar el día, el mes, el año, la hora, los sucesos de afuera. Dejarías de rayar las paredes con cada frase que pronuncio para verte de pie, y dejarías de dejarme mensajes en los cubiertos, en el yogurth, en el cepillo de dientes, en el jabón, y me hablarías para decirme algo que no fuera adiós, y yo empezaría a funcionar contigo, pero no, ese no es tu problema y eso lo siente este amor.

Si tuvieras problemas, tan solo te verías como una persona normal, estudiarías algo y harías teorías para ponerle fin o para continuar con tu pena sigilosa y delicada, pero no, es que nada te da la gana porque mientras yo me pregunto cual es tu problema y supongo cual seria tu reacción, tu estas esperando a que yo sea el viento que te de otro segundo.