martes, 17 de julio de 2012

Costumbre




...Siento que estamos viviendo la historia que ya había vivido alguien más y que hemos ido encontrando las piezas de un rompecabezas, creo que lo que siento por usted es la pista clave.

No sé cuantos fragmentos de mujer tocó, ni cuantos nombres pronunció en la oscuridad, no sé cuantos ojos le dieron luz y tampoco me interesa. Vida poco puta que de santa me ha de disfrazar, vida poco santa que es bien puta.

El invierno transcurre al ritmo de Händel, al menos en el alma hay eternas primaveras aunque no se vean. Hay fogatas y guía, pestañas que son bosque, como las que tiene encima de esas esferas, mi planeta tierra. Para olvidar la nostalgia está usted y para vivir la tristeza también, solo me hace falta volverlo a ver y correr una y otra vez.

Mi conciencia está llena de tierra, es de color café, como terracota, de esos terracota Puerto Gaitán, casi rojo, casi ningún color, es todos los colores pero al final es solo tierra, nada de conciencias negras, nubladas, ciegas, yo lo podría recordar a usted y puedo, porque nada vuelve a ser lo mismo.

Dudo ahora de las cortinas, del hombre que me ofrece café, de la mujer que me invita a pasar, veo el sexo rondar, los besos que se han de quedar, y esas ganas de asesinar que abren la puerta y se sientan en el mesón de la cocina...

-Gracias.

Cómo le decía señor, se esfuma la espuma, el dolor se hace viejo y tiene un olor a cigarrillo. Veo el tiempo pasar como si yo fuera Raquél, la mujer de sal que lleva a la diálisis mensual. Uno, esas mujeres se acostumbran.

Ahora estoy enferma, más que del cuerpo, de la cabeza, he ido inventando historias que creo encontrar en libros que no he tenido en la pequeña biblioteca, muchos me dicen adiós pero a ninguno he saludado.

Enfermé, pero si usted no ha llegado para curarme entonces no sé que es saber a las 7, al despertar, como se llama.

-De nada.

Busqué en los poemas de aquella caja roja, la misma que nunca entregué y el papel está humedecido y vestido de luto, sabe de usted pero esta vez aunque nada sea lo mismo, ha venido con su recuerdo y me ha noqueado en el primer round y no hay final, la victoria de esta guerra es mi transparencia.

Su presencia se ve aunque me tenga frente a usted.

Quizá lo único que nunca me mostró ese trozo doblado de papel fue la pista que no hallé -esto no lo he leído yo, otra mujer es el narrado omnisciente- fue descarado hasta el final, no dejó nombre pero si un: "No importa cuantas veces te puedas y te quieras enamorar sino es de la persona que no quieres someter a tu cordura".

-Gracias.

Usted se parece al amor, empieza bien, termina mal, pero nunca se olvida.