lunes, 28 de noviembre de 2011

08:35



¿A quien le escribo esto ah?
08:35 de la mañana, no pasa nada
Los mismos pensamientos que hace 6 días me acompañan
Luciérnaga intermitente, ni Angélica, ni Parrado
Luciérnaga que alumbra cuando todo está encendido en el mundo.

Eres el país que llevo en el corazón,
Pero me encanta visitar otros lugares
Eso no implica el arte que desarrollo en cada estadía secretita
Pero implica la ampliación de mis horizontes
De las palabras pausadas
De recordar tu forma de amar cuando pienso en alguien más
Cuando me voy a dormir y me despiertas con caricias.

Intermitencia ¿entiendes la palabra?

Me estoy tomando esta botella de agua
Como si el agua me pudiera salvar
Pongo mi fe en estas gotas que no dejan que me consuma
No se trata de luchar, ni de lo que tengo que ofrecer
Se trata del mundo que me busca y yo lo encuentro en ti,
En alguna persona que sepa rozar manos, 
Cultivar enojos ¿punto aparte de dos sílabas?
¿Recuerdas esa parte de mi vida?

Lo siento tanto... tanto
Y eso no sirve de nada, porque igual me entregaste pasos y vuelos
Igual yo, te entregué días y desayunos
Lo siento tanto por este 'nosotros'.

Igual te amo,
Igual siento tus manos,
Igual tus dedos me derriten,
Igual tu vida me sigue...

Igual te voy a encontrar
Igual te voy a negar
Igual te voy a decir que si
Igual me verás dormir...

Igual me vas a saludar
Igual te voy a decir "extraño tu boca"
Igual voy a correr y voy a pensar que todo es como debe ser
Y van a despertar abuela y Jhon Boy como siempre a los 83,
Te amo, siempre...

domingo, 20 de noviembre de 2011

A la orilla


No me agrada que el frío se apodere de mis pies,
Ni me gusta estar despierta a las 3:14,
No logro escapar de las noches y escucho esta lluvia correr
Pero no me gana... estamos empatadas
No quiere encontrar el sol 
Y yo no quiero encontrar de nuevo tu recuerdo.

Aún eres libertad y jaula, dualidad...
Nada, nada que hacer contra tu esencia
A la orilla de la chimenea, que en mi casa es imaginaría
Te puedo ofrecer chocolate de clavos y canela,
Noches de sinceridad
Y ciertos pares que siempre serán...

Mira que cosa más extraña,
Esto ya no se trata ni de vejez, ni de juventud
No se trata de libros viejos o de vida florenciendo
Esto ya no se trata de cuantas canciones
O cuantas menciones en mis sueños
Ya no se trata del olor, ni de la sensación
Esto se trata de la paz, de la calma
De temblar mientras dejo salir la verdad
De tu ansiedad moviendo la caja de cigarrillos,
Porque sabes disimular tu discurso noble
Y voraz...

Esto se trata del café medio frío
Que todos creen caliente por el humo clarito
Esto se trata de las sombrillas inecesarias,
De como me miras cuando marchas...

Mira que cosa más extraña hombre,
Te he encontrado en los cuentos de Alberti
Que hablan de barcos y de casas que nadie ha encontrado
Mira que cosa más extraña cuando te siento
En el fondo del pecho con la voz de Aysine joder,
Y se me escapan las lágrimas
Porque se siente bonito quererte,
Tenerte y saberte siempre...

Mira que cosa más curiosa,
Has sido misterio, y asombras
Estas rodeado de amor
de una vida a la que ya habías venido
Me llevas de la manito y yo no me quejo,
Solo te veo desde el mentón
Siempre fuiste árbol y tus ramas estan jóvenes,
Tu interior... ese me lo reservo.

Ya has conocido esta historia
Y ya me has recordado tras la puerta blanca
Te quiero más que cuando deseo el saco del amor
A las 6:10 minutos en el Transmilenio
Me mojo los zapatos y se me encoje la piel,
Te recuerdo corriendo, riendo,
Diciéndome "¿pequeña estas bien?"
Y entonces nuestra carcajada irrumpe en la ciudad 
De los serios, de los grises, de los miedosos a morirse
Y entonces nuestros pasos hacen
Splash, splash y todo es alegría...

Mira que cosa más extraña
Que los besos parecen error y con los años son acierto
Mira que cosa más curiosa
Que los besos parecen entonces impulso
Y con los años son sueño oculto.

Mira que cosa más extraña joder,
Que los besos parecen querer detenerse
Y con los años los dejo en los versos de Noviembre.

Mira que cosa más terrible...
Que suena el himno nacional 
Y vos sos presidente en esta utopía
De soñadores que van a trabajar,
Sin olvidar las noches boca arriba.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Vejez: el arte de vivir los años con usted





¿Que vamos a hacer cuando estemos viejos, ah?
¿Tomar medicinas?¿llorar?
¿Darle de comer a las palomas?

Yo no quiero esa vejez de lamentarme por los años, vivir el pasado y contar historias como si no tuviera manos para contar mis setenta y tantos...

Cuando yo sea vieja quiero correr contigo, jugar como cuando tenias algo más que veinte y yo algo menos que tus mujeres, quiero reír de nervios, retarte a encontrar lamentos en este mundo que todo nos lo dio. 

Cuando yo sea vieja quiero estar cerca a la muerte y quererte, y quererte y quererte, quiero tener pájaros y perros y gatos y caballos si se puede, cuando yo sea vieja quiero embriagarme con vos, que a lo mejor me de un paro cardíaco y nos vayamos con sonrisas en los ojos...

Cuando yo sea vieja quiero ser tus años en el mundo, las arrugas y cuentos en la piel, las ganas de vivir más y más para sentirte siempre... 

domingo, 6 de noviembre de 2011

Geografía del miedo


Se me enreda el pelo, te veo lejos
Serenamente alocada te dejo ir.

Se me duermen los dedos,
Y si vos entendieras de miedo
Me sentirías entregada, muriendo
Odiando morir.

Recorro los valles de tus dedos
Las montañas de tu cuerpo buscando alguna salida,
Que me permita conservar tu forma de dormir...

Es la geografía del miedo,
Conocer los acantilados de tu cuello
Arrojarme en tu cintura, caer a tu jodida locura,
Es la geografía del temor,
No saber si escribir en tu espalda el camino a casa
Escribir el dolor que llevas en vos,
Declararte amor de una noche, parcial negación...


viernes, 4 de noviembre de 2011

Vida



Te has de evaporar y caerás,
Encima mío o de ella, encima de cualquiera
Cualquiera que te haga suspirar, y te regale las noches
Y algunas madrugadas enteras...

Caerás, y entonces vas a respirarle encima tu vida
Y harás crujir las hojas, y dejarás respirar el mar
Irás soplando niebla, entregando mariposas
Escribiendo las guerras.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Te vas en las cuevas...


Llevo un mundo nuevo en mi corazón, que no promete nada y que va por instinto dejando las letras en cualquier tinta que huela a negro y a papel viejo. 

...Todo hombre que esté más arriba de mis ojos, ya es árbol, una historia por contar, eso que asume la sensación de ausencia y con lo que de vez en cuando hablo entrecortado.

La rutina de mi piel es el estremecimiento, sentir que se me encoje el sentimiento y las ganas de ver, de ver esa vergüenza en la victoria, el dolor en la fuerza, lo que me asfixia y me deja levemente herida; eso que aún no sé que es, eso para lo que estoy desarmada en esta batalla, me tapo los ojos por voluntad y aprieto los labios mientras rebotan las olas...se me hace un nudo en la garganta y entrelazamos esta historia de la cual ya no queda nada. A esta hora de la noche se me congela el alma, no siento los dedos de los pies y necesito que usted llegue o al menos se acerque. No le quiero llamar destino a una decisión llena de estas ganas de encontrarnos...eso es todo lo que le tengo que decir ¿le queda claro?.

Se mueven las hojas y con ellas usted sale caminando, se anuncia la llegada de una tormenta, y usted sabe que no es solo lluvia lo que vendrá, por eso se va...se avecina la verdad y usted no quiere caer en ella, nunca me ha podido sostener la mirada, su miedo es lo que mas me atrae, ese instante decisivo entre usted y yo en el que su cuello cede, baja la cabeza y me dibuja lo que tiene que decir en donde quiera...como si quisiera dudar de su intención y eso es lo que me hace querer tocarle las manos cuando esta nervioso en el café de la 84.

Para que quiero saber de que está hecho su corazón, si no lo hemos hecho todo, y los libros me ayudan a ordenar el impar que lo caracteriza, por más que lo divida usted no es felicidad, pero es lo que le da la gana de ser y esa...esa es mi sonrisa.

Graznan los cuervos y solo nos queda este cuerpo, las tristes reflexiones, un poco de timidez y ese nuevo amanecer que usted no siente, y por eso también lo quiero, porque nada lo detiene para que me traiga el té...

Creí que era insensible, y ahora me río de mi, usted siempre supo encontrar las cuevas y resguardarse en ellas. Una cruz sobre mi espalda, una marca sobre esta historia que usted ha escrito debajo de las mantas. Gracias.

Que ojalá sus ojos no le mientan,
a su sonrisa coqueta...