miércoles, 2 de noviembre de 2011

Te vas en las cuevas...


Llevo un mundo nuevo en mi corazón, que no promete nada y que va por instinto dejando las letras en cualquier tinta que huela a negro y a papel viejo. 

...Todo hombre que esté más arriba de mis ojos, ya es árbol, una historia por contar, eso que asume la sensación de ausencia y con lo que de vez en cuando hablo entrecortado.

La rutina de mi piel es el estremecimiento, sentir que se me encoje el sentimiento y las ganas de ver, de ver esa vergüenza en la victoria, el dolor en la fuerza, lo que me asfixia y me deja levemente herida; eso que aún no sé que es, eso para lo que estoy desarmada en esta batalla, me tapo los ojos por voluntad y aprieto los labios mientras rebotan las olas...se me hace un nudo en la garganta y entrelazamos esta historia de la cual ya no queda nada. A esta hora de la noche se me congela el alma, no siento los dedos de los pies y necesito que usted llegue o al menos se acerque. No le quiero llamar destino a una decisión llena de estas ganas de encontrarnos...eso es todo lo que le tengo que decir ¿le queda claro?.

Se mueven las hojas y con ellas usted sale caminando, se anuncia la llegada de una tormenta, y usted sabe que no es solo lluvia lo que vendrá, por eso se va...se avecina la verdad y usted no quiere caer en ella, nunca me ha podido sostener la mirada, su miedo es lo que mas me atrae, ese instante decisivo entre usted y yo en el que su cuello cede, baja la cabeza y me dibuja lo que tiene que decir en donde quiera...como si quisiera dudar de su intención y eso es lo que me hace querer tocarle las manos cuando esta nervioso en el café de la 84.

Para que quiero saber de que está hecho su corazón, si no lo hemos hecho todo, y los libros me ayudan a ordenar el impar que lo caracteriza, por más que lo divida usted no es felicidad, pero es lo que le da la gana de ser y esa...esa es mi sonrisa.

Graznan los cuervos y solo nos queda este cuerpo, las tristes reflexiones, un poco de timidez y ese nuevo amanecer que usted no siente, y por eso también lo quiero, porque nada lo detiene para que me traiga el té...

Creí que era insensible, y ahora me río de mi, usted siempre supo encontrar las cuevas y resguardarse en ellas. Una cruz sobre mi espalda, una marca sobre esta historia que usted ha escrito debajo de las mantas. Gracias.

2 comentarios:

  1. ENCANTA MAS QUE ENCANTAR!
    Y a ti, a ti te quiero sin color y sin rima pececito naufragante en mares de palabras. Te quiero, mas que aprender a nadar(te)

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  2. De flores y peces esta hecha la vida, de (in)existentes, de ganas de nadar, de volar, de saber que es el aire, el agua, de naufragar, de llegar a la orilla, de escribir historias debajo de las mantas y de entregar un pedazo de vida y compartir las alegrías. Pececita naranjiamarilla.

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