martes, 21 de septiembre de 2010

Confesión


Allí sentadita movía mis pies, nerviosa entre tantos verdes, a la incertidumbre de que me quería susurrar en un día como este, allí estaba yo, meditando y analizando su respiración discontinua y su mirada perdida, las hormigas eran visiblemente invisibles, y yo iba dándome cuenta que usted mientras jugaba con las libélulas de la pradera que crecía en aquel lago era tan acertado y yo tan poco acertada con los eventos que los dos esperábamos con ansias, que deje que el destino me llevara como papeleta lejos pero bien cerca de su corazón; tengo alas pero prefiero caminar, pues engañar a los seres humanos es tan divertido, especialmente a un ser tan impredecible como usted.

¡Tenga cuidado me va a enredar el hilo! mientras volaba le deje la tinta corrida, esa tinta que llevaba yo, siendo papeleta supe que nunca me quedaría quieta para que no llegara el día en que yo tuviera que corresponderle a sus ojos, ni a sus manos, ni a su boca oportuna... nunca desee tanto estar con alguien en su momento... y recordé que pude ofrecerle algo que quien sabe si vendría de nuevo, pero usted me ofreció algo que se quedo siempre y fue su cariño infinito lleno de olores y sabores tan ácidos y tan descriptivos con los que siempre una palabra, una letra se hacían mas que siniestras, y así quedaban postradas en el parlamento del lamento de la margarita muerta; usted es tan complejo como la vida molecular, usted se proyecta y usted se descompone con una sonrisa demuestra, llega, arma, ríe, sueña; lo que era la carne de la vida, ahora es la proteína y así sucesivamente hay cambios tan inesperados pero tan definidos, usted en mi vida es un cambio que pocas veces cambia y que muchas veces como cambio se muestra, un cambio que ríe tanto como disfruta y vuelta tanto como sueña, es la inspiración de esta banca que tiene corazón, es la inspiración que esta colgadita en el árbol violeta que siempre abrazo para que me de fuerzas...

...La banca recitandole su vida, al viento que la acompañaba de noche y de día en sus travesuras, en su grosería.

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