sábado, 10 de julio de 2010

Natural


Viendo el agua correr recordaba esa voz, ese repetitivo acorde de promesas.

Sembrando una guadua regalo vida, y sentada a la orilla del río mi mente se desordena ante la madre naturaleza. No puedo creer mi conversación con esta mariposa amarilla, aquella insiste en mi viaje mientras yo insisto en mi estadía... era un sí, era un no, eran las hormigas rojas en mis pequeños dedos transportándome a la nube del deseo, de la mentira de la anhelada y clara oscuridad, era el sol despidiéndose de aquella tarde naturalmente artificial, eras tú, era yo en mi realidad de sueños imparables, era la guadua creciendo, el agua corriendo... yo, muriendo.

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