jueves, 15 de julio de 2010

Crueldad



Él con la idea del amor perfecto, ella con la idea del olvido, él esperándola en casa, ella con excusas oportunas y despiadadas, él con la idea de tenerla cerca, ella con la idea de caminar lejos, él con la idea de conquistarla, ella con el alma llena de venganza, el a la izquierda, ella también pero en diferente acera, escondiéndose en cada poste iba sigilosa y delicada, tan única buscando como pisar sus talones, él con su gabán, ella con sus sandalias amarillas, él buscando sus ojos, ella perdiéndose entre risas, el volando al tocar sus manos, ella deseando no sentir asco en primer grado, él con su idea de volar, ella con su idea de aterrizar.

Él corre, ella camina, él a la moda, ella sin ropa, el con abrazos a la espera, ella con insultos a la constante, él con sus ojos cerrados, con el alma atenta, con su boca dispuesta a ella, su cuerpo deseoso y con tinieblas en el rostro... ella lo observa desde la ventana siempre en la mañana, el toca cada amanecer la puerta, ella retuerce de risa, él la aclama, ella calla... él camina, se marcha, no olvida pero nunca regresa, siempre la espera, pero ya no tiene esperanza, conoce el mundo, una mujer, una mujer que espera no tenga caramelo en las pupilas, ni miel en las encías.

Ella por lo pronto aventura, nunca cree, ya no crece, no ríe, oye pero ya no escucha, mira pero ya no observa, besa pero ya no siente, vuela pero vuelve a caer, corre pero se siente fatigada, camina y le duelen sus pies, anhela el amor perfecto, pero sabe que perdió el paladar para encontrar miel entre terrenos llenos de veneno.

Nota: Él aún la sueña, es inmune al cianuro y a la escopolamina en dosis directas, él sabe que por un momento la amaría, pero nunca de nuevo... a ciegas.

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