jueves, 28 de marzo de 2013

Nunca basta...




Los refugios que tuve en esta vida ya no están, estoy sola, abandonada, caminando en esta vida junto a otras vidas que están más solas que yo, que este amor y que su recuerdo, su maldito recuerdo.

Ese día lloré como una idiota que no sabe que hacer para que la gente esté feliz, porque nunca nada les basta... porque nunca llegó, porque excusas hay miles y actos pocos. Me había vuelto temperamental, triste, pero eso pocos lo sabían, ya no hablaba de mi vida, había perdido el instinto de llegar donde estaba.

Yo, que jamás recriminé su distancia, sus lugares, el hecho de que me doliera hasta la última fibra verlo con esa mujer, con ellas, con tantas... yo, que me cansé de la constancia que nunca tuve y de las cosas que por el contrario siempre arden. 

Nunca pensé que seríamos una historia tan triste, y todavía le escribo, le escribo porque usted sigue siendo una necesidad, una que ya no suplo, una que todavía me mata. Una cosa es amar, otra es querer y compartir la vida con alguien... por lo general los de la primera categoría no comparten la vida. 

En la dictadura de mi corazón usted siempre fue el golpe de estado, artillería, sangre, muertos, guerra, víctimas, historia, pérdida de memoria, identidad, pero mi vida, siempre fue mi vida. No me reclame si ya no le hablo, no piense que lo olvidé, solo espero que hable con alguien que lo escuche. 

Piense en mi cuando llore, cuando ame, cuando vuelva a sentir, piense en mi como una desgracia o una bendición, pero piense en esto... nunca en nosotros.

Que se me rompan las alas, está bien, al fin y al cabo es avión y compartimos el mismo cielo. A veces se me olvida que es un niño, y lo enfrento como si fuera un hombre, y así es todo con usted, así es todo con usted siempre.

Yo me alejo porque las personas siempre lo van a ver a uno 
con una rabia que uno jamás va a entender, me dijo.

Puedo vivir sin usted, pero no me nace, le dije...

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