viernes, 22 de julio de 2011

Insaciables...



Con sus labios articuló la frase más letal que hubiera escuchado
Humedeció con su lengua las palabras y se dispuso a bombardear las bases de mis alas
Con eso de que "de las cenizas vendrán las almas libres de velas";
Supe lo que es la muerte en semicorcheas,
Me fui con el humo de su ultima fracción de cáncer consumida.

Nunca creí en el tiempo, prefería creer en eso de los movimientos, nunca me gustó perder y siempre fui tan egoísta que ni los minutos me nacía abrirlos al mundo, ni al suyo, ni al nuestro, ni al mundo. No tiene nada de malo finalmente ser egoísta es la naturaleza de algunos, como si fueras tierno o entregado y todas esas güevonadas que no quiero mencionar ahora, no tengo ansias de migraña. 

Si existiera algo perfecto seria mi final, soy insaciable. Si me dan el cielo pido las galaxias y si me traen las galaxias todo me haría falta. No necesito nada.

Eres mi muerto, cadáver que no tiene mas que una luz y un túnel para volar; es suficiente, es demasiado y me quejo ¡maldita sea!. ¿Cuando perdí la vergüenza?...

'Siempre juntos' dije sin pensar, y pensándolo ahora en este balcón de baldosas heladas y arboles que aprendieron a juzgar, es una promesa ridícula. ¿Siempre juntos? ¡joder a mi que me pasa! vos me has quitado todo lo que tenía y aun así me he entregado a ti desde la nuca hasta las pantorrillas.

Siempre es una palabra que no cabe aquí, estábamos destinados, decir siempre cuando siempre fue siempre no tiene ningún sentido, estaría mal articulado dentro de estos brazos. Nunca dijimos adiós y mucho menos hasta pronto, ni hasta nunca, el siempre siempre hizo parte de nosotros, siempre estuvimos deletreando y pronunciando un siempre con el cuerpo y con las ganas, estábamos buscando el minuto exacto, la canción precisa, la humedecida de labios correcta y limpia para venir a balbucear en nuestras avenidas.

Sos el cielo que tiene la dualidad pura y nata que pocas veces acepta un mortal, sos mi luna y sos mi sol, no tienes nada y aún así lo tienes todo. 

Te llevo en mis ganas de ser feliz...

Te conocí en esos destiempos en los que no hace falta conciliar cuerpos para sentir de lleno. Estabas tú flaco, deambulando por el mundo buscando la próxima víctima de tu cama y de tus mentiras gratas, almas llenas de sexo y licor a las dos de la mañana y tu alma tan envenenada.

Enfrascabas las sonrisas de Marzo y te refugiabas en una que otra confesión que recopiladas no eran más que la biblia de lo poco que de ti sabias. 

Todo lo que nunca quise, eso eres, el que no me sirve, el que no quiero, el que no puedo. Ese eres tú, la negación y el reproche. Ese eres tú el maldito hombre que me enloquece, al que llamo cada noche, por el que espero cada mañana, con el único que las voces roncas me llegan al alma. Ese eres tu al que catalogo como 'mi hijo de puta' y aun así te crees hijo de santa. Me río en tu cara y te llevo a la cama horas enteras, sin hacer el amor más de 4 veces seguidas en la bañera.

Estabas ahí, frente a mis ojos después de 2 botellas y un roce de piel que ya nos hacía estirar las piernas, conjugando ojo a ojo el verbo tener sin la necesidad de tener(te).

Obsesionado con tus instrumentos y con el cuerpo pequeño de alguna mujer que comparado con el mío no era más que un capricho, no saben oler tu cuello, ni saben romper los botones de esa camisa a rayas con la que te hago café en las mañanas. 

Te (me) pierdes y te encuentro allí, sentado con tus copas llenas esperando no volver. Te clavo mis ojos entonces con la única intención de no ceder primero que tu (no quiero quedar como una mujer fácil, no me vengas a decir que a la mañana siguiente no vas a pensar que aparte de que lo hago bien, también cedo bien ¡te conozco imbécil!), te desnudo los labios y te despojo de penas, entrañas, sesos y mentiras a punto de ser 'mis mentiras'. Estamos vos y yo en este camino que solo intenta llevarnos a un 'nosotros' y aún así cada quien muere en el intento de no ser del otro, de ser con el otro...

No te me pareces a ninguna palabra, no tienes sinónimo, ni antónimo, ni adverbio. Directamente no te recuerdo, estas tan lejos...

¡Que carajos hombre estoy mamada de ti! y esta noche no pienso darte tragos baratos, ni cigarrillos a las 12, pienso estar sin vos y con vos en el amanecer sin nubes, dejar de prometer lunas y planetas, hacerte el amor como si viniera de otra galaxia de esas que nunca pido y siempre me entregan.

¡Que carajos hombre si tu no eres nadie! si hoy vas a ser mi punto aparte, de este cuento la sintaxis, el verso de mi espalda, las ganas, las ganas, las ganas.

¡Que carajos hombre si vos no eres más que un mortal y yo una puta que tiene amor para dar! y una vez más estoy a la merced de tus sueños para hacerme real.


Tocan la puerta, son mi ganas, mi invento y mi cama. Estas tú con los ojos abiertos y con el corazón dispuesto esperando otro sueño en el que yo te respeto...

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