viernes, 2 de septiembre de 2011

De.tener.nos


Vuelan en ti como mariposas las hojas del amor, de la vida, de la ocasión, eres un árbol con pocas ramas, con pocas hojas, con mucha agua en su interior.

‎...Y dije buenas noches mientras respiré la fragancia oscura de su edén. Me recosté en su pecho acaricié su barbilla, hablé en el lenguaje de los dedos de los pies y el fuego fue un beso bajo la lluvia de Septiembre.

Decidió ser mi planeta, mi norte, y mi mar, no era la Maga, el color amarillo no era precisamente lo que reflejaba, digamos que yo era su sin sabor de Mayo hasta el nuevo encuentro de cuerpos por año.

Tocaba la guitarra, y sus manos parecían por las cuerdas arañas, afuera estaban los ancianos del sector leyendo periódicos con el sabor de un cigarrillo sin invitación, irrumpe en esta habitación con ese cuerpo que no hace mas que mostrarme lo natural, lo burdo y lo esencial ¡como me gusta!, pensaba. 

¡Que delicia!, me decía mientras lo dejaba admirar lo que era abrir mis puertas, y vivir otras vidas sin ganas de volver a esta puta vida, no alcanzaba a llegar al posterior cuando ya me estaba diciendo ¡te amo! y solo un whisky podría caernos mejor.

Se retracta de todo el mal que ha hecho con tal de tenerme de nuevo, yo solo puedo pensar en detenerlo pero sin mente la situación es mas hiriente, hacer(le) el amor como prueba reina de este interés por conocer las galaxias de su cuerpo. Sus lunares y su tiempo.

Mi pelo en su espalda era la bandera de la victoria, no había un premio igual que sus ojos clavándose de nuevo en mi clavicula a las 8 y media de la mañana de algún día. ¿Vamos maldita sea me besaras o te vas a quedar sin nada?. 

-Sos demasiado buena para mi o para cualquiera.

-Soy demasiado letal para el que me pida mortalidad.

Entonces supe lo que era un final, dentro de ese final que era ella. Sus manos empapadas de mi (a)mar, y unas sabanas escritas con secretos para contar después de una tarde de vodka.

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