martes, 14 de junio de 2011

Her(idas)

Hoy no tengo colores que me acompañen, ni tonterías que me describan. He caído a la espera de tus esperas ridículas. Te he visitado unas cuantas veces entre los números que creí haber comprado en anteriores atardeceres, rodear tu espalda y colgarme en tus ojos para nada, para todo, para alguna cosa que aún está huyendo de mis certezas y de una que otra falsedad.

Otra noche, otros besos, otra tonalidad que irá tarareando canciones que olvidaron hablar. Miles de pensamientos (re)llenan tu cuerpo, cuerpo y alma, cuerpo y tiempo, tiempo que se va cuando no tienes una mano para acariciar mi barbilla sino para escupir culpas y nicotina.

Te beso sin esperanza y con toda la pasión, convencida de que vendrás diciendo que te llamas no sé como y que tienes esta y otra edad, que persigues una cantidad de sueños pero que aún están un poco lejos, vendrás con cientos de historias que seguramente no querré escuchar y ese, ese será el día en el que todo será ira y todo se irá, así, justo como dijo ella.

Prometo barcos, tiniebla y escudos de cera. Prometo flores, cigarrillos y uno que otro pantalón roto para que sientas mi entrepierna, prometo alegría, prometo dolor, prometo peleas y sexo de reconciliación.

Prometo ironías y prometo inviernos llenos de cobijas, té y uno que otro coqueteo (como por recordar los viejos tiempos). Evitaremos veranos y mantendremos siempre la idea de que nos queremos, no haremos desplantes notorios, ni dejaremos servida la comida que haga el uno para el otro, tenderemos la cama, celebraremos cada mes y cada año los días que llevamos contados, saldremos a bailar y te pondrás celoso ante los demás hombres del bar, correrás mi silla en el restaurante y dirás que me veo preciosa, espero todo de ti pero sobre todo espero que jamás te atrevas a decir que sigues queriendo despertar con esas manos enlazadas en tu nuca.

...Te escucho (mientras te ignoro) Angélica.

- ¿Vas tú solo? ¿Y entonces que voy a hacer todo el fin de semana?

- Hablamos más tarde, se está iendo la señal...

De nuevo la tristeza visita sus pupilas, la (des)ilusión la obliga a sentarse en un andén frente a la avenida, se acerca Pablo con las historias que siempre quiso escuchar, y Rafaél con todas las excusas que aún no conoce su boca...

- Buenas tardes hermosa dama, vengo a narrarle algo que espero la haga soñar, pero primero regáleme una sonrisita, deje que yo sea su amante en esta avenida llena de cigarras...
  
Solo triunfa el amor cuando es capaz de evitar la pérdida de la esperanza, cuando es capaz de ofrecer amores de una risa y risa para alegrar sus lágrimas.

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