viernes, 17 de junio de 2011

Caminos de siempre y nunca



He emprendido un camino hacía el mundo del contacto humano, del contacto con la risa, la poesía, el olor de las páginas nuevas o casi llamadas antiguas de una obra perdida entre alguna biblioteca silenciosa y llenita de vida.

He emprendido el camino por los ojos de algún transeunte al que le escuché la palabra 'auxilio' o al que le ignoré la palabra 'salida'. He emprendido aquel camino por el mundo que tanto odié y ahora lloro, el de mujeres escondidas y el de hombres callejeros que no hacen más que prometer próximas salidas.

He emprendido cierto camino que pensé dejar en el verbo olvidar, un camino lleno de vegetacion y de licor, de amores e inviernos, lleno de palabritas dichas a los ojos, ojos tragados por hambrientos de amor y sedientos de calma en uno que otro corazón.

He emprendido inicial y finalmente este camino que tanto desterraba, del que había desistido, camino que volví a encontrar en tus pestañas, en algún vestido donde anoté con lágrimas el número al que suponia ibas a llamar, camino en el cual iba muriendo y encontrando vida en cualquiera de tus caricias, camino que no se dirigia a París, ni a Canadá, camino que caminaba deseando en lo profundo de mis entrañas dejar en cenizas y volver a dibujar cada que quisiera tener la forma de una llama sublime y entregada...

He emprendido por fin ese camino que empieza en mi nuca y termina en mi talón, el camino donde (re)conozco mi cuerpo y (re)creo sensación, ese donde soy el primer naufrago y la última estacion de los arboles en otoño, camino donde camino y corro por si (re)corro, camino donde no llevo sandalias, ni cobijas, ni velas, ni agua, camino donde me lleno de lo que encuentro y únicamente de lo que este mundo me regala, arrojada a la bondad y una que otra calamidad, arrojada a lo que empecé a llamar destino y dejé de llamar Dios, arrojada entonces a las cuerdas de tu guitarra, al soplo de ese saxofón.

Empiezo entonces a recorrer este camino que no tiene otro tono que el que arroja ese piano mientras me arrebatas el 'pero', camino donde empiezo a ser mis palabras y mi llanto, camino donde soy lo que hago, lo que pienso y lo que a gritos llamo, camino donde invento nombres para este encuentro y donde compro café sin azucar para que busques miel en mis besos.

Es entonces cuando termino empezando este camino, saludo y me despido con la esperanza de volver(te)(los) a ver, a escuchar y en el momento preciso llevar(te)(los) a mi guarida, a mi cielo, a mi tren, a ese café donde nunca y siempre supe y olvidé... ser.


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