martes, 15 de enero de 2013

Todo lo que no soy, lo rescatable



No soy una mujer para invitar a caminar, ni para embriagar, ni para ir a fiestas, ni para fumar después del sexo. No soy tantas cosas...

No soy una mujer para renegar, ni para hablar de música, no soy la que aconseja bien, ni la que es envidiable. Pero al menos suelo escucharte.

No soy la modelo perfecta para las fotografías de tu cuarto, ni esa con la que uno va a nadar para presumir. No soy, ni quiero ser así.

No soy lo rescatable de una situación, soy la mala del paseo, la que no tiene amigos, si al caso compañeros, la que come en exceso y no piensa en el peso. Pero tengo claro que te quiero.

No soy la que promete otra noche, ni la que sabe usar a los seres humanos, no soy la que disfruta las ensaladas o la gaseosa. No soy la que hace preguntas por necesidad, pero al menos soy la que se preocupa.

No soy la constante, ni la variable que marca la diferencia en la vida de los demás, no soy la que vuelve a los lugares donde amarró la nostalgia, ni la que pide perdón cuando son solo palabras. Y espero que eso valga.

No soy la que se cree más que los demás, no soy la que planea métodos de defensa contra la vida, no soy la que muerde 'rico', no soy de la que hablan cuando dicen como debe ser. Y tampoco me ha preocupado ser el ejemplo de nadie, por eso he podido ser libre.

No soy la que dice mentiras piadosas, no conozco de esa amabilidad que siempre funciona con todas las personas. No me sé frases de libros de memoria, ni cambio las sábanas después de cada hombre, porque solo tengo un hombre para embarrarlas y su olor no me molesta, ni me desagrada.

No soy la que ve series elaboradas de televisión para tener de que hablar con la gente interesante del mundo. No voy a conciertos por miedo a la multitud. Me sorprendo con los diálogos de las películas dramáticas, y le temo a las mariposas. Yo no decidí ser algo diferente a los demás, yo solo soy original a mi manera.

No soy lo que mis papás querían que fuera, ni lo que mis hermanos esperan cada día en casa. Soy una profesional promedio, con dinero promedio, con amor para todo el que necesite un poco.

Soy mi reflejo cada día en el espejo, muchas cosas que no les quiero contar por miedo a que nunca me conozcan. Soy mi decisión, mi obra de arte, mi lágrima, mi sonrisa, mi cenicero de algo que no es cigarrillo, ni incienso.

Soy con quién me voy a ir a descansar, con quién me voy a ir a sufrir mientras la vida sigue cada noche sin mi, soy con quién voy a despertar todos los días, hasta que te dignes a llenar esta cama, esta vida.

No seré lo que muchos quisieran que fuera, pero al menos soy lo que he decidido hasta hoy que vale la pena. Lo que vos amas sin pena.

Soy fechas, soy papeles de notas, miedo a olvidar. Soy lápices de tinta negra, soy miedo a que alguien me agarre por la espalda, soy coquetería con las mujeres lindas de la vida, soy apatía con los hombres que todo lo creen suyo. Soy distancia y error, ensayo y prueba, soy yo, soy mi todo, mi nada y mi abandono.

Soy mis gordos, mis vellos y mi imperfección. Mi pelo liso, mis pómulos marcados, mi cola dura. Soy mis piernas gruesas, mis pechos planos, mis ojos redondos, mis orejas diminutas, mi controversia, mi revolución, mi amor, mi demonio, mi droga que no uso, el medicamento vencido.

No espero nada de la gente que siempre está en estado de espera...

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