domingo, 10 de mayo de 2015

Ser mamá



No sé lo que es ser mamá, pero un par de cosas, muchas, he aprendido de la mía.

He aprendido que ser mamá significa tener la valentía de perderle el miedo a lo desconocido, valorando el hoy.

He aprendido que ser mamá significa darle importancia a la vida de alguien más, demostrándole que siempre se puede seguir cultivando el amor por uno mismo.

He aprendido que ser mamá significa ver pasar horas, días y vidas, siempre con la esperanza de que todo puede ser mejor, para uno, para su hijo, para el mundo.

He aprendido que ser mamá significa tener y dar la cuota de amor justa, más la cuota de exigencia necesaria para formar personas correctas.

He aprendido que ser mamá significa tener una complicidad con alguien en el mundo sin necesidad de tenerlo cerca.

He aprendido que ser mamá significa confiar en pálpitos y corazonadas, en Dios, en lo del más allá, porque solo una mamá podría entender que hay fuerzas que unen el mundo pero no se ven.

He aprendido que ser mamá significa cambiar y mejorar la forma o la receta hasta darle en el gusto a esa personita, sin dejar de cultivar el valor de la sencillez y el esfuerzo de los otros por nosotros.

He aprendido que ser mamá significa darle un toque único al huevo con arroz y tajadas fritas.

He aprendido que ser mamá es tener la delicadeza de vivir, dejando una huella más grande que esa de la muerte o la tristeza.

Pero por sobre todas las cosas he aprendido que ser mamá significa tener una misión en el mundo tan grande y tan poderosa, que aún más allá de la eternidad puedas transportar a alguien con un nombre, un perfume, una foto o un color a ese lugar que aunque no tenga ni techos, ni paredes, se llama hogar.

He aprendido que ser mamá significa vivir esperando únicamente esa sonrisa. Por eso aunque no sea tu mamá, mamá, he aprendido que ser hijo es lo mismo, vivir anhelando que te despiertes en mi hogar con paredes o del alma todos los días.

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