
Calor, el sonido del agua, mis manos teniendo conversaciones privadas, el corazón latía a mil (creo que se me había subido la tensión). Mi piel ardía los pájaros cantaban, y aquí me encuentro, en la grandeza de mi universo.
Una mosca se poso en mi hombro, por alguna extraña razón no sentí asco, solo la aparté con un manoteo, ella se retiró, allí donde mis ojos se dirigían lentamente, se encontraban las flores rojas. Jugaban con el viento... que linda se tornaba aquella imagen; y entonces recordé una frase de aquel amigo fiel que siempre me dice que es extraño, aquel que orgullosamente sueña con gorriones cojos y con ruiseñores roncos, en realidad es extraño, pero especial. Lo recordé por un instante y entonces entendí que sus zapatos llenos de arena, siempre tienen mil maneras de hacerle perder la cabeza. Yo no tengo ni gorriones, ni ruiseñores y mucho menos aquellos zapatos, sólo tenia hoy la intensión de construir un castillo en aquella nube a la que siempre subo, construirlo con las estrellas y con los planetas (quiero que sea abstracto y asimétrico). Puede ser mas llamativo, ¿no crees?
Entonces con dos o tres pensamientos lo construí, tal como lo quería ver. Era de muchos colores, predominaba el rojo, el blanco y un poco de azul turquesa, había otro tanto de amarillo, rosa, y verde oliva, para los bordes decidí utilizar negro y gris ratón, solo hay esos dos colores lograban una linda combinación. Poco a poco le fui dando forma con mis manos, corría un poco aquí y quitaba de allá. ¡Oh! que hermosa creación. Te traje a mi mente tan rápido como pude, y te agarré de la mano para llevarte a ver el castillo, tu mirada decía que era magnifico, posaste un beso sobre mi mejilla, otro sobre mi boca, sé que te sentías orgulloso de mi... lo sé.
Me viste a los ojos y me dijiste que el frío te pisaba los talones, pero que aún así querías conocer cada rincón, no se de donde sacaste un abrigo, pero ese que tenias puesto se te veía mas que bonito. La sala tenia bastante luz (ya sabes que no me gusta la oscuridad), el comedor estaba cubierto de nieve, y la ventana principal tenia vista al mar...
Estaba la habitación con lluvia, y otra mas con las bufandas de colores que tanto me encantan, para ti había una habitación con todas las especias que habías pedido, con muchos implementos, había otra llena de videojuegos, y muy atrás estaban nuestros perritos (esos que tanto queríamos).
¿Recuerdas? el pasillo era largo, pero aún querías seguir viendo, una recamara oscura tenia nuestras películas en reproducción, y al lado se encontraba la que tocaba las melodías del amor. Contra la pared, estaba un álbum de fotos tuyo y mio, y en un cuadro inmenso, las cartas que te hice para cada ocasión.
Por último fuimos al que seria nuestro cuarto, todo a tu gusto, todo como siempre lo habíamos esperado. Estabas realmente feliz, que satisfacción ver ese gesto en tu rostro.
Fuimos al balcón allí constantemente pasaban los unicornios, y en la otra acera frente a aquella nube, tortugas con velocidad extrema. El arco iris tenia 8 colores, y los gatos tenían 2 colas, increíblemente existían pájaros sin alas, pero también zorros con radar.
Se escuchó el revoloteo de una libélula en la ventana, cada uno tomo manos diferentes y ayudo a abrir la compuerta que obstaculizaba al animal, dándose un abrazo el sol les reveló sus pensamientos y justo en ese momento entendieron, cuanto amor tenían para delirar cada noche,y cuanto sentimiento les alteraba los sueños...
Estabas asombrado, y solo me preguntaste: ¿Cómo crees que será este nuevo comienzo? a lo que yo te respondí: No se como será, hoy sólo te abro una puerta distinta a todas las que te he mostrado en el transcurso del día, la puerta de la esperanza, una puerta que la lluvia me mostró en una noche de calores y de diamantes (el tiempo pasaba rápido), no quiero hablar más de ciclos que se cierran y se abren, hoy quiero junto a la esperanza regalarte un ciclo constante, no monótono, sino perdurable...
Cerraste la conversación con un beso y un apretón de manos.
El frío llegó por la ventana con ademanes de amante, el haz de luz que traspasaba el suelo de madera me hablaba incesante, el vapor que se escapaba de los muros de piedra, volaba, volaba y volaba. Junto a tus caricias, empaqué las sonrisas, calqué tus miradas y grabé tus palabras, para que la mitad de la cama que no estaba ocupada, se sintiera avivada.
Es que olvidaba decirte que cuando te fui a abrazar, la cama estaba desocupada. Y que recorrí la casa una y otra vez en busca de tu aroma, pero no estabas allí.
Creo que saliste a dar un paseo en el unicornio del vecino, o que fuiste a traer una rosa para dejarla en mi almohada, temblé y cerré los ojos, cuando los abrí me estabas viendo dormir...
-¡Buenos días cariño!, dijiste.
-¡Buenos días mi amor!, respondí.
-¿Te conté que salí a hablar con los pájaros y a ver nuestro amanecer?
-No, no me dijiste nada, estaba muy asustada.
-Tranquila, solo buscaba un pensamiento que estaba extraviado,
-Oh, gracias a Dios, pensé que te habías marchado...
Ahora él tiene 134 años,
Ella tiene 129 (se llevan 5 bien largos...),
Pero el castillo de aquella nube esta intacto...
El amor de ellos dos, esta floreciendo con cada revoloteo,
Puede que vivan enterrados bajo su propia tierra,
Puede que mueran antes de dejar de latir,
Pero la música los hace llorar,
Y cuanto más intentan olvidar,
Más logran recordar un 18 de Mayo de 1875.
Más logran recordar un 18 de Mayo de 1875.
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