
La vida te ha quitado esa costumbre de respirar,
De ahí que me siento triste,
De ahí que poseo bastantes preguntas,
De ahí que hoy las hojas caen con un motivo menos.
Mi casa apesta con el vapor a tristeza,
Tengo el susurro en mi oído de tus palabras,
El timbre de tu voz resonando en mi lamento,
Vienen a mi los miles de recuerdos,
Donde tomabas mi mano y transmitías puro sentimiento.
Es aquí donde mi sol ya no tiene el mismo brillo,
Donde la acuarela se escurre en cada lienzo,
Donde las gotas caen desanimadas.
Eras tú, tu olor, tu recuerdo,
Eras tú, mi abuelo,
Eras tú quien con un verso
Me daba el motivo perfecto para continuar
Con la lucha constante, delirante.
Fuiste quien me enseño a caminar en la adversidad,
Quien de pequeño me dio un beso cada noche,
Quien sanó mis heridas cuando nadie mas
Quiso socorrer mi dolor,
Fuiste quien me dio, cuerpo, alma y corazón.
Dice Gabriel García Márquez que el secreto de una buena vejez
No es otra cosa que un pacto honrado con la soledad,
Yo hubiera preferido regalarte mi juventud
Para que traspasaras el puente de la eternidad,
Para que de viejos estuviéramos los dos socorriendo nuestro dolor,
Tomando nuestras manos, riendo de nuestros anhelos.
Dice Bergman que envejecer es como escalar una gran montaña:
Mientras se sube las fuerzas disminuyen,
Pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena,
Solo recuerda que cada noche,
En cada estrella me sentaré a escuchar tus alegrías,
Tus penas, de nuevo tus cuentos.
Jamás estarás solo porque te llevare vivo en cada suspiro,
Se feliz, vuela en unicornios, viaja por planetas,
Y nunca olvides que aquí en la eternidad alguien te espera.
...Tienes todo el derecho de partir,
Pero no tienes el derecho de dejarme sin la melodía de tus ojos,
Sin el parlamento de tu mirada.
De ahí que me siento triste,
De ahí que poseo bastantes preguntas,
De ahí que hoy las hojas caen con un motivo menos.
Mi casa apesta con el vapor a tristeza,
Tengo el susurro en mi oído de tus palabras,
El timbre de tu voz resonando en mi lamento,
Vienen a mi los miles de recuerdos,
Donde tomabas mi mano y transmitías puro sentimiento.
Es aquí donde mi sol ya no tiene el mismo brillo,
Donde la acuarela se escurre en cada lienzo,
Donde las gotas caen desanimadas.
Eras tú, tu olor, tu recuerdo,
Eras tú, mi abuelo,
Eras tú quien con un verso
Me daba el motivo perfecto para continuar
Con la lucha constante, delirante.
Fuiste quien me enseño a caminar en la adversidad,
Quien de pequeño me dio un beso cada noche,
Quien sanó mis heridas cuando nadie mas
Quiso socorrer mi dolor,
Fuiste quien me dio, cuerpo, alma y corazón.
Dice Gabriel García Márquez que el secreto de una buena vejez
No es otra cosa que un pacto honrado con la soledad,
Yo hubiera preferido regalarte mi juventud
Para que traspasaras el puente de la eternidad,
Para que de viejos estuviéramos los dos socorriendo nuestro dolor,
Tomando nuestras manos, riendo de nuestros anhelos.
Dice Bergman que envejecer es como escalar una gran montaña:
Mientras se sube las fuerzas disminuyen,
Pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena,
Solo recuerda que cada noche,
En cada estrella me sentaré a escuchar tus alegrías,
Tus penas, de nuevo tus cuentos.
Jamás estarás solo porque te llevare vivo en cada suspiro,
Se feliz, vuela en unicornios, viaja por planetas,
Y nunca olvides que aquí en la eternidad alguien te espera.
...Tienes todo el derecho de partir,
Pero no tienes el derecho de dejarme sin la melodía de tus ojos,
Sin el parlamento de tu mirada.
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