
Por suerte dispongo de este papel, de este mundo blanco donde puedo perderme, de estas letras negras donde puedo encontrarme. Y de unos ojos cómplices que me leen, y un alma confidente que recordará que el viejo profesor alguna vez existió, ese mismo que dio marcha atrás en su vida para convertirse en un viejo estudiante, valiente paso de gigante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario