martes, 3 de enero de 2012

Revolución





"En la bandera de la libertad, bordé el amor más grande de mi vida..."

Hoy al cerrar los ojos y querer reconstruir esa incertidumbre cuando hablas de mi, supe que eras imposibilidad, y sigue vigente mi maña de encapsular tus actitudes raras.

Recuerdo el día en que recogí por primera vez los dedos de los pies, se estremeció en mi cuerpo hasta el primer pensamiento, los besos tenían eco y retumbaban en mi vaivén diciéndome suavemente "vuelve, vuelve, vuelve".

No sé con esta corta edad, cuando tuve tiempo para pisar tantas vidas, ni que la vida fuera playa y la arena volara para que llegara a mi cada que siento que tengo que seguir y seguir...las relaciones habían estado de más, hasta los hombres del bus eran un nuevo lienzo como los que me regalaba mamá cuando quise ser "pintora".

¡Quiero tener lunares!

Todo me parece desconocido. Ella viene acá a decirme que tiene miedo de no trascender, y yo regalé ese temor porque no me servía de nada cuando mi capacidad de asombro estaba puesta en esos hombros. No pude pronunciar palabra sin ternura ese Domingo 8, el miedo se podía oler y ella ansiosa lo enredaba en su pelo como si los bananos no fueran a correr ¡mujer sálvame!.

- No quiero pensar más en la forma como alza la mirada - 

Trece palabras y media, con eso empecé, con la confusión de la palabra libertad -como aquel niño que le pregunto a su (atado) papá que jamás supo darle una respuesta- y yo voy buscando bloques de adobe para construir una casa que no guarde calor, que deje correr el agua, que sea de color marrón.

Casa, casa, casa, me muestra los espacios que hay entre las palabras como un nuevo lugar, como un espacio cambia todas las formas, las personas, el mismo lugar. Los espacios son la religión de mi alma, ni siquiera la pastilla para planificar. El licor ya no es Dios y no me salva del pecado, corro, corro, corro, el vodka está hasta en los cuadros que acomodó como si él supiera de cuadros, dedos rojos.

12:18 03/01/12 yo no hago nada por estos ojos, ni libros, ni hombres, ni paisajes que guardar, ni pies, ni manos, ni esa boca, quiero tenerlo cerca porque me es difícil escribir sobre ese cielo en el que ya viví. No recuerdo bien, y creo que tendré que inventarme la mitad de todo esto que vivimos en Bogotá, jodida memoria.

Pienso que Ford hubiera podido hacer todo más sencillo sino hubiera posicionado ese método de la producción en cadena, entonces tu haces lo que tienes que hacer, yo hago lo que debo hacer y ya está, tenemos un producto final de exportación para la sociedad ¡mentira! yo quiero conocer tu trabajo, vos quieres conocer lo que pienso cuando lo hago y los dos queremos matar a Ford por no dejarnos pisar las otras divisiones de esta empresa de lo nuestro. Menos mal ya estas muerto Henry del demonio.

¡La revolución está en el pelo corto, en las bocas rojas, en los labios delineados con los dedos mientras alguien hace el amor, en el café caliente, en los hielos a punto de derretirse, en las avenidas vacías, en los edificios abandonados, en las banderas que son tapete, en sus anillos caducados, en las fechas que no se recuerdan, en los detalles que no se entregaron, en los cantantes de voz ronca, en los que miran y se asombran, en las pisadas fuertes, en el apretón de manos, en los pájaros que no han sido atrapados, en los cuquitos húmedos de amor, en el brasier a punto de caer, en la cama silenciosa, la ventana con un huequito para el espectador, en el protagonista, en el lector, la revolución está amor, en este tú y yo!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario