lunes, 20 de octubre de 2014

Tú vs. tú



Entonces despiertas un día y le das gracias a la vida por haberla embarrado tanto, porque al final estás ahí, sin penas, sin dolor, sin apegos, sin cómplices, sin amor de otro pero con amor por ti, y entonces eres tu propio cómplice, tu dolor de cabeza, tu reproche, tu soledad, eres tú, contigo, luchando por aceptarte un día más.

Y entonces los miedos desaparecen y la vida parece más liviana aunque te hagan creer que es más pesada si no tienes a quién contagiarle tu inconformidad con este mundo de mierda, pero recuerdas que lo único por lo que buscabas verlo por ahí, en cualquier lugar de esta ciudad, era para olvidarte de ti y ahora la única salida es encontrarte contigo, tomando un café, leyendo un libro que no te dice nada pero que te acompaña… y entonces pides el latte tibio de siempre y miras al horizonte esperando que algo pase, pero nada sucede, y te das cuenta que el mundo es así, solo o con alguien más, y que a veces en sus ojos no buscabas el futuro sino un presente menos puto, y que cogerle la mano no te daba seguridad, sino la satisfacción de no hundirte solo y te alegras de estar solo, porque al final él volverá a sonreír y tu seguirás recordándolo así…

No hay comentarios:

Publicar un comentario