Había una vez una niña que se sentaba todos los días en la misma esquina...
A las 4 de la tarde siempre pasaba la misma anciana con cara de brava, diferentes niños que nunca le querían hablar y una señora que siempre le sonreía como si la conociera.
De repente un día se sentó en otra esquina...
Conoció una nueva anciana, esta si sonreía, niños que hablaban y una señora que ya nunca más sonrío. Ahí se dio cuenta que los niños hablaban a media voz, que la señora fingía felicidad y que la anciana tenía un problema de expresión.
En ese momento entendió que la otra mitad de las cosas, no siempre refleja lo mismo.
Muy bueno! :)
ResponderEliminarGracias mujer.
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