
-Digamos que... que creo en las sonrisas, pero en aquellas que hablan, no en las que inventan cada suceso de la vida, ¿entiendes?
-Creo que sí, tan solo tengo que decirte que; que amo las mentiras; ahora largarte payaso no vuelvas por aquí, tú... tú eres demasiado franco para mí.
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