
Te odio en un mundo paralelo invertido y lleno de locura permitida. En fin, no se quién eres, pero me gusta lo que eres, lo que me muestras y lo que sale de ti. Ella entre una risa cautivadora, y un miedo enriquecedor a la situación le respondió: No sé quién soy, no quiero ser alguien, no quiero parecer que intento ser, solo quiero vivir y sonreír conmigo y con el mundo de cianuro abatido, no creo tener derechos, no quiero tener deberes, no quiero pertenecerle a alguien, mucho menos ser hija del mundo, quiero pertenercele a mis sueños, a mi alma, y a mis esperanzas... ódiame como y cuando quieras que yo siempre tengo luz entre las tinieblas para crear mundos restringidos, nuevos problemas, infinitas soluciones, y cuarenta y dos barreras, te repito que no se quién soy y pensándolo bien tampoco se quién eres, y no quiero parecer ser, ni que pretendas ser conmigo, solo quiero llenarte de sonrisas, tomar tu mano e irnos a correr... ¡anda, vamos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario