
Le dije que cerrara los ojos, que saliera de esta ciudad por un rato, que cuando contara tres corriera justo en el espacio donde se juntan la arena y el agua del mar, que si me llegaba a resbalar, no dudara en seguir, igual iba a levantarme, y así fue... me levanté cuando caí al perder el rumbo que me marcaron su sueños rotos.
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